sábado, 2 de junio de 2007

Cipriano Antonio Parra c.i 3.204.557


Hoy tengo que redactar un justificativo de testigos cuyo beneficiario es el ciudadano Cipriano Antonio Parra, venezolano, titular de la cédula de identidad número 3.204.557, para que se deje constancia que ha venido ejerciendo durante casi 40 años la función de entrenador de futbol, que ha creado ligas infantiles y juveniles, que dirige los equipos que entrena, todo ello con una abnegación de casi todas las tardes, de todas las semanas, de todos los años, sin remuneración alguna ni protección social en todo ese tiempo. El propósito del documento es que le van a reconocer esa labor y por tanto le van a dar una pensión del Seguro Social. Es lo mínimo que pueden hacer por él. Esta labor sería grandiosa así se tratase de un hombre con recursos propios o ajenos facilitados para ello. Pero Cipriano, "Cachi" para sus amigos desde la infancia, ha vivido siempre en los límites de las posibilidades económicas. El poco tiempo disponible que le ha dejado su trabajo como entrenador lo dedica a medio ser carpintero y con ello ha levantado también su numerosa familia.
Cachi vive digna y decorosamente su limitación de recursos económicos. No digo pobreza y trataré de no decirlo más nunca porque, ahora, la madurez me ha enseñado que se es pobre si vivimos en función del otro extremo que es ser rico. No, contrariamente a tantas tesis políticas absurdas, las limitaciones económicas son aceptadas y hasta deseadas por muchas personas si ellas no son obstáculo para tener una vida decorosa y satisfactoria.
Ese justificativo de testigos es desde el punto de vista jurídico un documento común, rutinario. Pero su valor está en el reconocimiento que de él saldrá. De todas las personas que podrán ser escogidas para presentarse como testigos y que se sentirán honrados de ello, sólo dos tendrán tal honor. Sé que ya hay varios voluntarios.
El día 26 de septiembre de este año 2007 "Cachi" cumplirá 60 años. Ojalá para ese entonces ya la sociedad en general, a través del correspondiente órgano administrativo, le haya reconocido su labor y le haya concedido su pensión.
De la escuela de fútbol del Cachi han salido generaciones enteras de buenos ciudadanos que hoy día se dedican a muchas cosas útiles. En el campo particular del futbol ha compartido con bastantes campeones aficionados y atletas profesionales. Entre estos últimos están dos arqueros de la selección nacional, padre e hijo, Vicente y Remy Vega. También Juan Arango.
Son pocas las personas que pueden hacer esto sin las debidas compensaciones, con tanto sacrificio y además disfrutarlo, perseverar, luchar y exigir responsabilidad, dedicación y disciplina de quienes entrena. Para quien tenga en sus manos la valiosa decisión de reconocer los méritos de este ciudadano, valga aquella expresión "Honrar honra".

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