viernes, 31 de agosto de 2007

PADRES (05). Casos de padres que han actuado bien con sus hijos.



AM , un hombre pobre y con escasa formación, amó entrañablemente a sus hijos e hijas. Siempre los cuidó y protegió. Cuando se hicieron hombres y mujeres trató siempre de tenerlos cerca de él. Los enseñó a trabajar y a ser responsables. Los estimuló en las cosas buenas y los apoyó de la mejor manera en los errores.
Ya hombres y mujeres con hijos los abrazaba efusivamente y los envolvía con sus brazos, los besaba, los defendía, se divertía con ellos.
En el lento proceso de la muerte de AM, sus hijos todos y uno por uno, demostraron en los cuidos y atenciones hacia él cuanto amor recibieron y ahora podían dar.
C y B son dos amigas profesionales universitarias, hermosas, bien casadas y con hijos pequeños. Conversamos un día sobre el tema de las relaciones entre padres e hijos. Súbitamente, una de ellas se levanta de su silla y habla también en nombre de la otra, lo cual denota que ya el tema lo habían hablado entre ellas. “ Ustedes, los hombres – me dice de manera contundente – no siempre tienen una idea exacta de lo que significa para una hembra el amor, afecto y protección de su padre. Es algo supremo ”. Me revelan luego las carencias que dicen haber afrontado en la vida sin esa presencia paternal. Me marcó la explicación detallada de esa circunstancia.
MF, una noche de fin de año, en la reunión familiar realizada al efecto, no mostraba su alegría habitual. A medida que se acercaba la hora que separa un año del otro, lo que en nuestra formación va acrecentando y representando los sentimientos más importantes, se iba entristeciendo. Cercana ya en apenas minutos la hora cero su ánimo llegó al suelo. Tuvo que buscar una solución urgente para no derrumbarse por completo.
MF se acercó a su padre y le expresó el profundo dolor que la aquejaba porque su novio la había dejado definitivamente. ¿ Qué hacer ?. Unos pocos minutos bastaron para hacerle entender que ese dolor no podía desaparecer de un momento a otro, que tendría que manejarlo adecuadamente, que ya habría otra oportunidad, que seguramente era mejor eso a que la engañara, que él como padre la apoyaría y que siempre contará con él como siempre. Es imposible imaginar que todo haya vuelto a la normalidad de manera tan fácil, pero sirvió de mucho. Sentir amor y solidaridad. MF logró culminar la noche de una mejor manera. Seguramente avanzó en unos buenos pasos hacia la meta de aliviar y curar su dolor.

miércoles, 29 de agosto de 2007

PADRES (04). Un poquito de tu tiempo papá.



Cansado de comprobarlo en la vida, lo comenté por diversos medios: La relación entre padres e hijos debe ser buena en cantidad y calidad. Pero, si por la razón que sea, no es posible mucha cantidad, lo importante es la calidad de cada momento de contacto. Nunca supe que ello se planteara con la frecuencia debida.
Después de tantos años pensando lo mismo, me encuentro sorpresivamente con una propaganda oficial que pregona lo mismo. ¡Vaya ¡, algún día tenía que ser.
Es común ver eso que llaman “hogares bien constituidos”, en los que el padre es sumamente responsable con sus hijos en cuanto a la educación y manutención, llega siempre temprano a casa y comen juntos y hasta comparten con frecuencia diversiones, viajes, vacaciones, restaurantes, deporte, etc. Los asiste en caso de enfermedades y cubre cualquier gasto necesario en ese sentido.
Los lleva y los trae de los centros de educación, o les asegura un transporte.
Pero ese o esos hijos llevan un mundo por dentro que trasciende en buena medida todo ese otro mundo del llamado “hogar bien constituido”.
Del sexo que sean, el padre puede y debe tener una presencia prudente pero efectiva en los primeros pasos de la sexualidad, resolver confusiones, orientar decisiones. Debe canalizar de alguna manera la exacta visión de los noviazgos, dejando que sea el joven quien decida su destino.
Los muchachos aparentemente satisfechos por todo lo que reciben, sin embargo ocultan, disimulan, evaden, o se sienten parados ante barreras infranqueables en lo que respecta a las inquietudes políticas, la conducta de los gobernantes, cómo escogerán su destino laboral o carrera universitaria, cómo abordar a sus otros hermanos o al otro padre, cómo entender las decisiones de sus padres y porqué las toman.Aún cuando uno o ambos padres asuman una intensa responsabilidad en complementar absolutamente todo lo que corresponde a sus hijos, siempre, siempre, quedarán muchas cosas pendientes. Lo importante es ofrecerle al hijo una herramienta para que piense y actúe de lo mejor posible. Digamos que entre otras cosas, basta con alimentarle su seguridad, ayudarlo a resolver y a cubrir sus errores, ponderar las circunstancias de una decisión. Así el hijo lleva asegurada buena parte del camino.

martes, 28 de agosto de 2007

PADRES (03). Paternidad irresponsable: Una muestra contundente.



La televisión venezolana muestra una prueba contundente de lo que es una mala relación padre – hijo. Se trata de una pauta publicitaria transmitida a cada momento sin la menor vergüenza y sin ninguna intervención de los famosos organismos que controlan la televisión.
Tres adolescentes conversan viendo la televisión. Uno de ellos le dice a otro, hijo del dueño de la casa, que cuando éste llegue le pida prestado el carro para salir a pasear. El muchacho le contesta que eso es imposible, que por nada del mundo su papá le va a prestar el carro. En ese preciso instante sienten que están abriendo la puerta de la casa, tres o cuatro metros detrás de ellos y es el padre quien está llegando.
Los tres muchachos apenas si voltean para constatar quién es el que está entrando y al comprobar que es el dueño de la casa, sin que medie ningún recibimiento ni saludo, nada, giran la cabeza para continuar viendo la televisión.
El padre entra a la casa, cruza a la derecha (supongo que a su habitación) , se detiene un poco y también sin ningún saludo ni nada importante le lanza las llaves del carro a los muchachos y le advierte a su hijo que maneje con cuidado. Acto seguido la propaganda se conduce hacia su fin comercial, en el que precisamente se trata de reflejar que la sorpresa de los muchachos al recibir las llaves es equivalente a la que tendrán los televidentes cuando comprueben los beneficios que le ofrece una compañía de televisión por cable.
No hay ningún afecto, ningún interés por el reencuentro al final del día, no hay un gesto de amor de padre a hijo ni viceversa. Más bien la murmuración de los muchachos antes que el señor llegara da cuenta que lo tienen en mal concepto por el hecho de haberles negado el carro en anteriores oportunidades. El padre, por su parte, le lanza las llaves sin mirarlos y agota su rol como tal con la mínima advertencia que puede hacerles, sin que le interese nada más de lo que van a hacer.He de suponer que al llevarse el carro irían conversando algo así como “, coño, chamo, tú si hablas paja de tu papá, que es una mierda, no vale...”, “ sí, - agrega el otro – “ tu papá es de pinga, sin mucha vaina nos prestó el carro, además, a veces te lo niega para que sepas que tienes que portarte bien, no jó...”. Y el conductor, el hijo del “ viejo” seguramente lo absolverá por ese día. Después de todo, eso es lo que enseña también la televisión. Que la relación entre padres e hijos es circunstancial, material, interesada, sin nada más que agregarle. Aunque vivan bajo el mismo techo, que parece ser el concepto de “hogar” que aquí predomina, como en el caso de esta propaganda.

lunes, 27 de agosto de 2007

PADRES (02). Un dolor para toda la vida.



Cuando tomé esta foto a mi padre en Puerto Píritu, Estado Anzoátegui, Venezuela, por allá por el año 1985, tal vez uno menos o uno más, ya estaba un poco enfermo y no le quedaban muchos años de vida. Murió el 21 de enero del año 1989.
Por esos días de su muerte yo tenía una columna de opinión en un diario y se me ocurrió escribir bajo el título de “Varón” un artículo en el que hacía unas pocas pero significativas referencias a él, destacando en medio del dolor que nos afligía y quizás como una forma de encontrarle sentido y consuelo a su desaparición, que él tendría así la emoción de encontrarse con su padre.
Haciendo unas apuradas consultas familiares antes de escribir el texto que deseaba enviar al periódico, se me ocurrió señalar que había una exacta distancia de 59 años, 9 meses, 21 horas y 45 minutos entre la muerte de su padre (mi abuelo) y el mío, dando así énfasis a la significación de ese posible reencuentro y a lo que significó para mi padre haber vivido sin el suyo durante casi toda su existencia. En efecto, cuando murió mi abuelo él tenía 13 años y vivió poco más de 72 años.
¿ Qué pudo haber hecho un padre por su hijo en apenas 13 años como para dejar en él esa huella imborrable y esa tristeza por su ausencia que de alguna manera lo acompañó siempre ? . ¿ Qué logró transmitirle y en que forma lo nutrió en ese corto tiempo ?.
Yo que era su hijo mayor y de la misma profesión (incluyendo un tiempo en que compartimos la oficina) y que viajamos juntos muchas veces jamás logré saber nada de lo que estoy preguntando. La única revelación, quizás la única digo yo, la tuvo con uno de mis hermanos cuando regresaban de Ocumare de la Costa un sábado. Fueron las únicas lágrimas que se le conocieron a aquel hombre sereno, lacónico,
“ Me duele tanto aún haber perdido a mi papá...” y no dijo más.
A la muerte de mi abuelo, un funcionario público de modesto nivel, la pobreza de mi padre continuó igual. Solo cambió que tuvo él que salir a ganarse la vida y la de su made y hermanos menores.
Entre lo poco (no sé porqué me empeño en decir que es poco) que he podido saber, la imaginación y las evidencias de lo que fue la vida de mi padre con nosotros sus hijos, tengo la certeza que el amor de él por el suyo radicó, sí, eso fue, en haber caminado muchas veces con él agarrado de sus manos, haberle enseñado unas cuantas cosas fundamentales, oír diciéndole “ te quiero hijo” o “ tienes mi apoyo cuando me necesites...”, en preguntarle a su hijo sobre sus experiencias, en abrazarlo y darle un beso un buen día, compartir un juego, digo yo, en esas cosas es que creo que radica todo.





domingo, 26 de agosto de 2007

PADRES (01). El principio de una revolución.



Cuando en septiembre de 1963, con apenas 16 años, puse los pies en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela, una de las primeras cosas que observé con atención fue aquel cálido fervor revolucionario que había llevado a muchos estudiantes a incorporarse a la lucha armada del momento y que en los predios universitarios significaba una intensa labor de proselitismo y de acción ideológica. Encontré allí un espacio apropiado para formar los sueños revolucionarios que aún tengo.
Yo fui allí a estudiar y aprender Derecho pero traté también de aprender mucho de aquel momento difícil de nuestro país. Apoyé con mi voto a las organizaciones de izquierda, debatí con entusiasmo en algunos momentos a favor de un cambio social y al final de mis estudios, no obstante no haber tenido jamás ese atractivo que ejercen la indumentaria, el léxico, las frases o párrafos altisonantes de libros, la exclusión y prepotencia de algunos que se llamaban revolucionarios, la invocación del origen social, etc, no obstante, repito, salí electo al claustro universitario por las organizaciones revolucionarias y se me propuso en el 5° año de mi carrera ser candidato a la Presidencia del Centro de Estudiantes, lo que no acepté porque ya estaba en marcha un plan para realizar estudios de post grado.
Desde esos tiempos siempre me ha perseguido la idea de tratar de determinar por dónde debe empezar una revolución, cómo se establecen las prioridades y dentro de varias opciones con igual importancia cómo abordarlas con éxito. Eso hay que establecerlo, obviamente, según las características de la sociedad donde se va a trabajar y naturalmente, en un país como el nuestro que siempre ha tenido injusticias extremas y abismales diferencias sociales, hay que combinar adecuadamente la atención a los extremos de las necesidades básicas con los principios morales de la revolución.
Porque se trata de eso, precisamente. Una revolución es por encima de todo un movimiento ético. Son los principios rectores de una nueva sociedad los que hacen revolucionaria la acción emprendida. No se conseguirá jamás que haya un nuevo modelo de sociedad así se resuelvan muchas necesidades básicas si se persiste en generar las mismas desigualdades y diferencias que hicieron posible el pasado que se pretende borrar. Este se repetirá inexorablemente.
Así pues que, por un lado se lucha para arreglar lo básico de las injusticias y al mismo tiempo se crean las condiciones necesarias para reducirlas o eliminarlas para siempre. Y ahora que estamos aquí por dónde empezamos.
La parte ética y de principios de la revolución comienza por la educación, no la formal en sentido de enseñanza, sino la educación para la vida, para la defensa de las instituciones, para el ejercicio de los derechos, etc.
Y dentro del abanico de propósitos que allí se presentan a raudales, la sociedad venezolana tiene que comenzar con urgencia por los padres y dentro de estos dos por el hombre.
Todo lo que nuestro país fue y sigue siendo aún, está estrechamente vinculado, lógicamente, con la figura del padre. Les voy a narrar en otras entregas mis experiencias personales y sociales, lo que he visto en todo este país, mis experiencias como abogado y como juez, es decir, toda fuente posible. Discutámoslo. Crucemos opiniones y así colaboraremos con algo que está pendiente para superar este problema. Como verán la serie que me propongo está encabezada con el título Padre y su numeración, luego un punto muy específico. Recuerden que esta forma de comunicación y expresión puede ser también parte de una revolución.

martes, 21 de agosto de 2007

Padres, para padres, solo padres, todos los padres.

Leyendo todo lo que se publica del poder mundial, y por ende nacional, del poder comunicativo de los blog, me atrevo a proponer a mis amigos blogueros que fomentemos la discusión de temas muy específicos, con el propósito de estimular decisiones gubernamentales o iniciativas privadas en la forma que sea y así contribuir a las soluciones del caso.
Uno de los flagelos de la humanidad es la paternidad (ambos padres) irresponsable, particularmente la de los hombres. De la inadecuada solución de ese problema devienen muchos otros, cuyas consecuencias son inimaginables.
Algunos gobiernos abordan esas consecuencias y pretender solucionarlas sin atacar la raíz del asunto. Ciertamente, mejorar la paternidad es una tarea a largo plazo y sus consecuencias son, en cambio, actuales. Pero se puede afrontar inmediatamente esto último y paralelamente tomar iniciativas con visión hacia el futuro.
Partamos del hecho que nadie tiene la solución y que todos habremos incurrido en uno o más errores. Eso no interesa. Lo que interesa es lo que podamos aportar. Divulgar experiencias propias o ajenas, ofrecer soluciones. etc. Hay un mundo que se esconde detrás del inmenso silencio, la indiferencia, sobre este problema.
Ni se trata de buscar culpables de ninguna índole, aún cuando advirtamos que el Estado, en líneas generales, no se ocupa del asunto en la forma adecuada.
Por eso es que podemos ayudar a crear conciencia del problema y seguramente seremos oídos por quienes deben tomar las decisiones.
Animémonos.
Estamos en la fuente del poder, que es este inmenso recurso. Algunos de nosotros podremos lograr llegar a otras instancias y así multiplicar los recursos contra este flagelo.
Llamaré "Padres" a la serie y trataremos de crear una etiqueta con ese mismo nombre. Gracias

lunes, 13 de agosto de 2007

Ninguna piedra es así.


Después de haber concluido todo el acto protocolar – como siempre sucede – nos invitaron a comer algo y a tomar jugos de frutas. Al lado del gran protagonista de la jornada, el hombre llamado por alguna norma reglamentaria a presidirla, había siempre una silla destinada a un número indeterminado de ocupantes, cuidadosamente puesta allí para tener un número indeterminado de ocupantes. Ha de suponerse que todos nosotros, uno por uno, durante lo que quedaba de la reunión, la ocuparíamos en algún momento.
Y es más, me da la absoluta y real gana de creer que, en realidad, lo importante era el momento en que yo la ocuparía, lo que determina que el número indeterminado de ocupantes era solo en apariencias. “ La idea “, como gustan decir muchas personas hoy día, era que allí se sentase Pelliceri.
De entrada, el hombre me llamó “ el gran Pelliceri ”, junto con el riguroso saludo, que luego se ablandó con unas sonrisas que se mezclaban con la lista de méritos y generosos calificativos.
Yo también “de entrada” me pregunté por el alcance del “gran Pelliceri”, bueno, en verdad del “gran” solamente, suerte de comodín que lo mismo lo puede usar un torturador cuando le ponen al enemigo número uno que ha caído preso o al “summa cum laude” que habla con el rector universitario.
Al hombre quiero llamarlo “ el tipo ”, no por nada despectivo, que es como más se usa esa expresión, sino porque me parece el más apropiado para la desconfianza, que es en verdad lo que le tengo. El tipo me pregunta que si yo soy de los Pelliceri de Oriente y enseguida se me presenta un abanico de opciones que me ponen a prueba : la número uno “ no, guebón, yo soy de los Pelliceri que se cagan en tipos como tú”, no, no, muy fea esa y pienso, opción dos , más suave “ ¿ usted sabe, compai, cuántos Pelliceri hay solamente en este país ?. Entonces, se me ocurre que si le digo eso, soy yo quien le da muchas alternativas, porque el tipo me puede decir que hay unos Pelliceri que tienen real como monte, que son los dueños de las fábricas de materiales de acero; o me hablará de otros que dizque son intelectuales y hablan paja del gobierno en los medios de comunicación social, de los cuales hay uno que es un lengua suelta en todas las manifestaciones de protesta, para al final preguntarme ¿ de cuáles de esos eres tú ?
Nada que ver. Resuelvo decirle que yo soy Hilario Pelliceri y punto, es decir, no que le digo mi nombre y le agrego el “... y punto”, ya sabemos lo frontal y retador que es el uso de esa expresión en los últimos años, no, le digo simplemente mi primer nombre y mi primer apellido. Bien, no tuve porqué decirle si era o no de los de Oriente.( como que si la gente estuviese amarrada en un sector del país ).
¿ a qué te vas a dedicar de ahora en adelante, Pelliceri ? . Por supuesto que me gustaría hacer como en aquella caricatura argentina del “ otro yo del doctor Merengue ” y lanzarle un ¿ a qué va a ser, bolsa ? ¡ a comer, trabajar, tirar...!, pero no, obvio, el tipo necesita una respuesta cónsona con aquello que llaman “alta investidura”, ¿ cuál será esa respuesta ?. Si le digo que “a la vida” seguro pensará que este pendejo como que es medio poeta, que significa que es una persona a la que ellos potencialmente tienen que combatir; si le digo que a “a producir” es abrirle camino para “ en qué ramo “, “ con quién”, “ en que dependencia pública” o “ con qué billetes vas a arrancar”, no, demasiadas repreguntas.
Cuando uno está en estos trances le pasan muchas ideas por la cabeza, incluso olímpicas, que serían el culto a la libertad suprema, como por ejemplo largarle al tipo “ me voy a dedicar a restaurar jardines como has hecho tú y luego pasarle la factura al parlamento con un recargo del setecientos por ciento del valor de lo que te costó a ti hacerlo ” y luego sales a la calle y gritas que el tipo te persigue, que es un ladrón de siete suelas, no, no, no, eso no vale la pena, además, te vas a perder el pernil de cochino tostadito que ya están repartiendo ( quedan como tres personas antes que te pongan la bandeja en la cara), la cachapita de jojoto que se le chorrea la mantequilla y el vaso de chicha andina.
Puedo también expresarle “ a la política”, pero es como abrirle el paso de nuevo a la pregunta inicial de los Pelliceri de Oriente “ ¡ ah, sí, como tu familia de Oriente ”, que es acusarme por debajo de cuerda de conspirador y esto y lo otro; o tal vez le comunique “ a la familia” y volverá el cabrón con los Pelliceri de Oriente, verga, y seguramente le agregará algo así como “ustedes siempre son gente de combate”, para ver si me abre el apetito de dimes y diretes. No, mi amigo, nada de eso.
La tengo. A la medida del tipo. “ A tratar de identificarme con las proposiciones que usted hizo en el acto protocolar ”, ¡ coño!, se la puse en su terreno, de ahí no se sale. Incluso, si me contraataca con un “ cuál de tantas” ( en verdad, ni una sola que valga la pena), le devuelvo un “ con todas y cada una de ellas ”. Y todavía queda para contestarle con “ todas serán estudiadas” si insiste con un “ ¿alguna en específico? ”.
¿ y si las vainas en este país se ponen feas, qué harás ?
Fenomenal. “Ponte a prueba Hilario Pelliceri” me digo adentro, no es que lo piense, repito, me lo digo, porque me hablo a mí mismo, me doy una orden terminante, ¡ no, no te arreches porque te disparen a quemarropa ¡ eso es positivo, te fortalece, te educa, te entrena, te guía, te permite recoger y desechar, te sirve para trazar una raya y poner a cada quien su lugar (no pude evitar esta última expresión, generalmente antipática, pero debo ser fidedigno). Prueba de fuego, señores, termino de envolver a este gordo aprisionado en ese montón de botones, le digo lo mejor que me llegue en ese momento, tal como he hecho en las preguntas precedentes y me zampo un tolete de pernil, que ya el que los reparte está llegando, me dejo escapar un chorrito de grasa por la boca, agarro mi servilleta así como urgente y con pena, le hago señas que estoy atarugado, ¡ cof ¡ ¡ cof ! ) en estas hipótesis uno siempre arrastra la silla violentamente hacia atrás (experiencia adquirida, por lo general, en el matrimonio).
Ha llegado el hombre del pernil, las cachapitas y el vaso de chicha andina, ¡ joder ¡, después de todo me arrebató la estocada final que quería darle al tipo. “ ¡ Que importa ¡”, pienso, me estoy excediendo al querer utilizarlo para probar que uno puede pasarse la vida evitando piedras innecesarias. La piedra que no te deja paso es la del problema verdadero ¿acaso habrá realmente alguna piedra así ?. Para qué pensar en eso. Lo importante es que esta no es.
Que qué voy a hacer si en este país las vainas se ponen feas, bueno, puedo decirle que la solución la tenemos todos ( y el tipo asume que él es parte del todo y hasta puede creer que él es la parte más importante del todo, con lo que la pelota está otra vez en su cancha y se imagina diseñando y ejecutando la solución),
He escrito estas líneas, que son el producto de una conversación con el tipo a que he hecho referencia, sobre tres o cuatro preguntas que no tuvieron respuesta alguna. ¡ Que magia ¡ ¡Vivan las ideas! ¡Viva el lenguaje ¡. Y al carajo si se llega a enterar que son el producto de mi conversación con él y me llega hasta llamar “mala conducta” o cualquier cosa por el estilo.

sábado, 11 de agosto de 2007

La misma noche en que los amigos de Liborio le hicieron la despedida con motivo de su viaje a Oriente a estudiar Contaduría Pública, fue también aquella en que Bob Gibson le pintó nueve ceros al Caracas, permitiéndoles un solo hit, para un marcador final de una por cero a favor de Oriente.
Como a la décima ronda de las cervezas empezó la parte más dramática de la despedida. " Tranquilo", le decía Zózimo " son cinco años que pasan rápido...y después estarás otra vez aquí ". Pero a Liborio se le encurrujía el corazón de solo pensar en esos cinco años lejos de su tierra, en venir una o a lo más dos veces al año, en dejar los juegos del campito, las serenatas, las parrillas de medianoche, en Gracielita que ya estaba por darle y en Adelaida que estaba loca por adelantarle, en fin, por todo aquello que lo había ocupado desde que empezó la adolescencia. Cada uno de los muchachos del barrio lloró a su manera la partida del gran amigo que se marchaba así fuese por unos pocos años y cada quien pronosticó de forma distinta el ínfimo tiempo que pasaría entre tener el diploma en sus manos y el regreso a casa. Kikiko llegó a decir que Liborio regresaría a casa antes que se secara la tinta de la firma del Rector en el título universitario.
Liborio no vino en esos cinco años de sus estudios pero apenas sus amigos supieron que se graduaba pronto, empezaron a esperarlo. No vino el primer año después de graduado y alguien dijo que seguramente tenía que arreglar papeles, registrar el título, inscribirse aquí o acullá, cumplir compromisos docentes (como buen estudiante había sido preparador) o cualquier otra excusa. Cada año que pasaba sin el regreso de Liborio se hacía un inventario de las posibles excusas para hacerlo, "tuvo que trabajar para ganarse algo después de tanta peladera", "se puso a hacer un post grado", etc. Las razones se iban amoldando a las medidas del tiempo de lo que posiblemente estuviese haciendo, pero los muchachos lo seguían esperando. " Que va mi llave..." alegó Chapinero, ..." ese amor de Liborio por su tierra es tan grande que volverá en cualquier momento y si empezó a ser profesor vendrá después que lo jubilen..."
Pasaron cuarenta años y Liborio, ya a punto de regresar todos los días, no lo hacía.
Un día le comentaron al zurdo Grandilock lo extraño que Liborio, aquel que tanto lloró porque tenía que irse a estudiar a Oriente, no hubiese venido más, algo que ninguno se imaginaba que podía suceder. Grandilock dijo " un momento, a mi nadie me preguntó nada y yo nunca he hablado de eso, pero yo estaba seguro que no vendría más " y se fue sin dar explicaciones. Y si le preguntaron después porqué estaba tan seguro que Liborio no vendría más solo decía " porque sí " y no decía nada más.
Tonino se agarró de esa afirmación tan contundente y empezó así una trama detectivesca por su cuenta. Cómo es que Liborio, el mismo que había sufrido y hecho sufrir por su partida, que prometía volver y qué hacía esperar a sus amigos, no volvería jamás ?. ! Vaya certidumbre !.
Tonino rastreó cada vericueto posible por toda la zona del nuevo mercado libre donde Liborio era tan asiduo, contactó personas que pudieran darle información de lo que hacía en la parte comercial de la ciudad donde él no iba a comprar nada, averiguó sobre la vida de esos amigos que no son los de uno todos los días, porqué era tan adicto a la vida nocturna y no hablaba de ella, inclusive, una vez se enteró de cómo Liborio había calculado milimétricamente una fingida casualidad de encontrarse con un docente muy serio y así entablar amistad con él. Poco tiempo espués, finalmente, Tonino hizo su inventario y su determinante conclusión.
Tenía razón Grandilock aunque éste se guiara por "pálpitos" y no supiera las razones verdaderas. Imposible que Liborio volviera jamás. Cómo podía ser su vida de profesional triunfador, docente conocido, hombre de fortuna y fama, padre de familia, en una ciudad donde no se le había salvado ninguno, léase bien, ninguno de esos bichos raros de la época.
Sus amigos no debieron jamás esperarlo.

Cuál será peor flagelo el terrorismo o el poder bélico desmesurado ?

Me apropio de la conclusión de un premio Nobel cuyo nombre no recuerdo en este momento. Me limito a ilustrarla, adornarla, redondearla, repetirla, nada más. El gran flagelo de la Humanidad no es el terrorismo ni el poder bélico de algunas naciones, ni la miseria y el hambre humana, ni el daño a la naturaleza, ni el comercio y la prostitución de niños, ni la pornografía, ni los gobiernos totalitarios, ni la descomposición de la familia, ni las injusticias de los jueces, ni el analfabetismo, ni el alcoholismo, ni el tabaquismo, ni el tráfico y consumo de drogas, nada de eso.
El gran flagelo de la humanidad es la indiferencia. De allí parten y allí llegan todos los males. Hay que honrar a todos aquellos que sin éxito o con poco éxito, pero seguro sin éxito total la combaten.
Hago una pregunta: Cree usted que pueda haber en el mundo aunque sea una mujer que de alguna manera pueda apoyar o consentir que un hombre sea indiferente con sus hijos ?.
Respuesta: Sí, sí las hay. A veces nos encontramos con mujeres que pretenden que sus maridos sean indiferentes con sus hijos, es decir, con los hijos que estos tienen de otro matrimonio anterior.

Alguien cree de verdad que el Derecho es una ciencia ?



Nadie, creo yo que absolutamente nadie que no sea abogado, y buena parte de quienes lo son, cree que el Derecho sea una ciencia. Es algo así que como que se necesita para que la vida continúe, pero hasta ahí. En nuestro país esto es absolutamente irrefutable.
La realidad lo determina inequívocamente. Lo que hace que el Derecho deba ser una ciencia es la interpretación lógica de los hechos desde el punto de vista de las exigencias de la ley. Aún así no hay una relación automática de causa a efecto pero la racionalidad la aproxima en la medida requerida por la justicia.
La permanente creencia de que la justicia puede obedecer a esquemas distintos a la explicación anterior es incontrovertible para muchos, la gran mayoría, de nuestros políticos, funcionarios y legisladores de siempre. Allí parece que hubiese un axioma ( equivalente más o menos a aquel de dispara primero y averigua después) a algo así como " ejecuta primero que después acomodamos la ley o la sentencia).
Pongo uno entre un millón de ejemplos. Ustedes saben que un principio cardinal en materia de juicios de divorcio es que allí un cónyuge no puede admitir (confesar en términos jurídicos) los hechos señalados por el otro, como podría suceder por el contrario en casi cualquier tipo de juicio. Me explico: un esposo (a) no puede decir que él acepta los hechos señalados por el otro en su demanda, como lo sería el abandono, el maltrato, etc. sino que quien lo afirma tiene que probarlos en juicio y el otro, así esté de acuerdo, no puede reconocerlo. Porqué ? Porque el orden público exige que los juicios de divorcio no se conviertan en un relajo donde las parejas, sin importarle nada de esa institución que es el matrimonio, aceptarían lo que fuese con tal de divorciarse. Es decir, el legislador, sabiamente, pone esta traba no para evitar que la gente que quiere realmente divorciarse no lo haga, sino para evitar que los matrimonios se deshagan con facilidad en muchas situaciones que tal vez no ameritan esa solución y donde después puede haber arrepentimiento, con las consecuencias dañinas del caso, por haber optado por el divorcio en un momento de rabia o desesperación.
He allí, entonces, que los legisladores venezolanos creo que de los años 80, inventaron - dicen que para complacer a un ministro (o algo así) que quería cambiar de pareja a la brevedad posible - el famoso divorcio del 185-A del Código Civil, según el cual quien demanda dice que tiene separado de su pareja más de cinco años y si el otro lo acepta, !zas! se produce el divorcio en pocos días. Y qué es lo que hace este demandado ?. Pues exactamente una confesión o aceptación de los hechos, que como dijimos, es inaceptable como principio legal.
Ahora bien, de ser cierto que esa pareja tiene cinco años de separada no sería malo evitarles innecesariamente un juicio, pero es que en la práctica se desarrollaron facilidades que hace que parejas que aún pudieran resolver de buena manera sus asuntos no lo hagan, generando efectos nocivos indeseables. Es el relajamiento del que hablamos. Como expresión mayor de esa aberración señalo el caso de parejas que alegan estar separados por más de cinco años pero tienen uno o dos hijos de menos de cinco años. La interpretación que se buscaron en la práctica para no negarles el divorcio es que pudieron haber sido "encuentros ocasionales" y que estos no significan que no haya esa ruptura de cinco años. ! Vaya !
Durante decenas de años algunos de los gigantes de la economía de cualquier especie, algunos de los funcionarios de cualquier nivel empezando desde los de arriba o algunos de los jefes militares han corroborado que no son los hechos los que deben encuadrarse dentro de las sentencias a la luz de la ley sino que son las sentencias las que pueden adaptarse a la forma que se le quiere dar a los hechos.
Algunos medios de comunicación se encargaron de evidenciar en forma de denuncia toda esa descomposición según la cual la justicia es adaptable a algún interés, pero también otros se encargaron de apuntalar con sus denuncias malintencionadas esa misma descomposición. Casi ningún medio tiene periodistas especializados en el área judicial, digo especializados no que se dediquen en buena medida a cubrirla.
He ahí, en consecuencia, digamóslo sin hipocresía, que buena parte de la sociedad misma espera beneficiarse en algún momento de la blandenguería de la justicia, de la errónea interpretación de su cometido, de sus distorsiones, antes que luchar, como lo hace por otras cosas, para que la justicia se base efectivamente en los preceptos constitucionales.
Y para que todo este entramado sea posible tiene que haber ineludiblemente los que le dan su forma definitiva: los jueces y los abogados que se sirven o aprovechan de toda la miseria del mundo judicial.
En esta parte del paquete reposan las interpretaciones, las conclusiones y los alegatos que se pueden estirar porque el Derecho no es una ciencia exacta. La jurisprudencia, que en nuestro país podría ser como en cualquier otro un poderoso recurso de interpretación de la ley, presenta no muchas pero significativas veces serios disparates y hasta horrores. Cuando una interpretación judicial de la ley se repite con frecuencia se dice que se trata de una "jurisprudencia pacífica", situación que en nuestro país, en verdad, ha ayudado mucho a mantener este precario equilibrio judicial que desde hace tiempo tenemos, pero no se ha consagrado, como en otros países, una forma de establecer y de abandonar jurisprudencias pacíficas que sean conocidas o advertidas a los ciudadanos, de manera de no perjudicarlos.
Quién sabe, en definitiva, cuánto tiempo más tendremos que soportar esta situación que jamás permitirá que haya una democraacia efectiva ?.

viernes, 10 de agosto de 2007

El ciudadano juez va a sentenciar.

Llegó el día en que el ciudadano juez tenía que decidir el caso de homicidio que ya iba a cumplir cinco años tramitándose en su tribunal. Hacía ya dos años que la prensa había dejado de acudir semanalmente a su despacho para preguntar por la sentencia y más de un año que ya no venía nadie a interesarse por el asunto. De todas maneras, en fin de cuentas, tan pronto como se produjese el fallo se reavivaría el tema en todos lados. Quizás sin mucha intensidad pero alguna habría.
Había desayunado en su casa pero siempre tenía la tentación de mordisquearle algo de su desayuno a sus empleados de confianza y, eso sí, se bebería un tarro grande de café con leche antes de sentarse a sentenciar.
A las nueve menos quince de la mañana, después de ocuparse de algunas cosas que no quería que lo perturbaran después, se relajó en su sillón con las piernas totalmente estiradas, se pasó repetidamente las manos por la cabeza y súbitamente se incorporó derecho sobre el escritorio. Arrastró la última pieza del voluminoso expediente y sacó del medio unas 30 hojas impresas que eran el último borrador de la sentencia. Leyó sin parar las primeras páginas que no eran más que mera descripción de la causa sólo con la intención de revisar nombres, lugares, actas, ortografía y cosas por el estilo. Se detuvo. Bebió un largo sorbo de manzanilla fría con azúcar dietética y se quedó pensando " pereira tiene que ver con aquel pereira ?, la prensa no dijo nada ". Vio las fotos de la víctima, dos balazos certeros en la parte izquierda del pecho, la prensa dijo que era un asesinato "limpio", qué querría decir con eso de "limpio" ?, sería algo así como un muerto de categoría ?, otra vez pensó " pereira, no me suena pereira a muerto corriente, es como un pálpito . Y el homicida, bueno, perdón, el presunto homicida era como muy sobrado, y recuerdo los abogados de unos y otros, !verga!, se movían con soltura, discutían, le pedían audiencia a cada rato y " ! ay de él si se las negaba ! ", así estuviera en el baño, al día siguiente si que si el debido proceso, que si la justicia es esto o lo otro, menos mal que ya me faltan apenas dos años para mi jubilación, no sigo en esto "
Volvió el magistrado sobre unas diez páginas más y ya llevaba 20, todo le parecía bien, todo concordaba, los caminos principales y los atajos, ya había cotejado las intervenciones del fiscal con otros casos similares y no notaba nada digno de mención, un poquito más de celo tal vez y eso era por las características del asunto, nada especial
Otro sorbo largo de manzanilla y se paró a hojear las publicaciones de prensa que había colocado encima de la neverita. Releyó quién sabe por cuánta vez las publicaciones subrayadas y todo en orden. Fue a mitad del tercer año que el asunto estaba en su despacho cuándo hubo mayor algarabía y hasta se llegó a pedir su renuncia o destitución. El magistrado jefe de la Judicatura le dijo por teléfono un día " tranquilo Valerito, haz lo que tienes que hacer y punto", cómo si fuera tan fácil saber lo que uno tenía que hacer, ! no joda!. Terminó de leer los recortes y volvió a su sillón.
Despachó las 10 páginas que quedaban y tragó bastante saliva con gusto, con desahogo, respiró hondo y se largó lo que quedaba de la manzanilla. " Todo o.k." pensó, no " todo okey", no me gusta, " o.k" es como nokaut al revés. Ya, se acabó. Llamó a Maruja quien acudió de inmediato y le dijo "imprime", fíjate nada más que al folio 15 Valpin no lleva acento en la "i", tráeme para firmar y publica a las 11.
La sentencia condenatoria a 8 años se publicó a las 11 en punto. Había pasado una eternidad desde que aquel caso había caído por sorteo en su tribunal. Cierto que trató de zafarse de él pero jamás se dio ninguna de las oportunidades que se le habían dado en otros casos. Además, parecía que sus superiores lo querían ver embraguetado con ese homicidio. Llegó ileso hasta ahí y era probable que ya no pasara más nada de gravedad. Lo ayudaba el tiempo transcurrido, que los recortes de prensa ya estaban como si los hubieran usado para taparse de la lluvia y que ya no era tan de importancia que Valpin se escribiera sin acento en la "i" ni que Pereira no sonase a muerto corriente.
"Será que estoy cansado..." pensó y agregó " son veintitrés años en esta vaina, me quedan dos para irme...No es lo mismo dos años que veinticinco...", y Valerito agarró su maletín y se fue a caminar por las calles de los tribunales.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Los muchachos del Indecu y Aeroexpresos Ejecutivos



















Ayer cuando compraba mi pasaje para viajar a Caracas desde Maracay, como a eso de las 11 de la mañana, estaban presente los muchachos del Indecue inspeccionando a la empresa Aeroexpresos Ejecutivos. Hoy cuando partí a las 6.30 de la mañana me encontré con un grupo de viajeros frustrados, puesto que el Indecu había cerrado las ventas. Solo podían viajar los que ya tenían pasaje comprado. Me salvé, dije yo, que de otra manera me las habría visto negras sin revisar mis expedientes judiciales en las Cortes de la capital y hacer cualquier diligencia al respecto. Pero, y acaso esos viajeros no tendrían razones iguales o superiores a las mías para viajar a la capital ?. A quién perjudica más la medida, a la empresa o al usuario ?. O veámoslo de otra manera ? Tiene el usuario que soportar una eventual irresponsabilidad de la empresa y ver frustrado su día de trabajo, su visita al médico, el encuentro con un familiar, etc. ?. Es el usuario el sancionado ?. O también podemos verlo de otra manera más: A la empresa se le puede imponer una sanción pecuniaria por su posible irresponsabilidad y se acabó. Pero el usuario es el que paga las consecuencias, puesto que es a él a quien perjudica la decisión de cierre. Entonces, no es mejor aplicarle una sanción a la empresa que no perjudique al usuario ?. Qué utilidad tiene afectarlo a él ? Ninguna. Seguimos sin saber hacer las cosas bien.