lunes, 31 de diciembre de 2007

Causa común con la liberación de secuestrados colombianos.


El gesto del gobierno venezolano y particularmente del Presidente Chávez de interceder por la liberación de los secuestrados por las FARC no puede tener sino una lectura positiva.
En toda acción del hombre puede haber diversas motivaciones, de diversa índole y de variado valor ético. Pero entrar en eso para valorar sus efectos no es lo prioritario. Lo esencial es el resultado que, sin duda alguna, tiene un inmenso contenido humano. La valoración personal de un gesto de esa entidad tiene, en el mejor de los casos, un significado que puede ser luego discutido o confrontado. En el peor de los casos es mezquindad pura y simple.
Pero es más, si queremos ser inteligentes, podemos aún aprovechar el valor de ese gesto para orientarlo hacia otros más, iguales y hasta mejores. Allí está la gran habilidad de los pueblos y de sus mejores hombres.
Si tanto adversamos al gobierno y Presidente por tantas cosas que, sin dudas, están bien fundamentadas, entonces exijámosle que sea consecuente con lo que debe hacer también con los venezolanos secuestrados, con los presos y con los excluídos.
Cuando el Presidente asume el rol que hoy está haciendo por los secuestrados de las FARC, se está metiendo en un camino que lo puede forzar a reconsiderar lo mal que ha hecho algunas cosas con nuestros propios compatriotas.
Sería un gran triunfo de la humanidad que lo entendiese y procediera mejor. Quedaría al descubierto si no es así.
De todos modos, el resultado que estamos esperando para hoy con los secuestrados de las FARC quedaría siempre como un saldo positivo. Y eso es cristiano.
Vicente Amengual Sosa.

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