miércoles, 23 de julio de 2008

Venezuela : ¿ país campamento ?.


En algunas partes he dejado constancia escrita de mis opiniones sobre lo que significa ser venezolano. Lo he hecho en diversas épocas y desde hace muchos años. Lo he hecho bajo el influjo de toda clase de medios, sobretodo una vocación por la observación de personas y espacios en todo el territorio nacional, el cual he recorrido incansablemente desde hace más de tres décadas.
Por supuesto, no soy un profesional del conocimiento que concierne a la vinculación del hombre con su territorio, ni soy el más aventajado en la vocación observacionista, ni he manejado los más elementales instrumentos del conocimiento en relación con el tema.
Soy, a secas, un voluntario intrigado en determinar porqué carecemos de un sentimiento sólido de nacionalidad, algo que antes llamaban la "identidad nacional".
Me intriga saber porqué muy pocas personas se interesan por esto y quizás la respuesta esté, precisamente, en las mismas conclusiones. Valga, entonces, esta aparente perogrullada.
No hay día de mi vida en el que no tenga al menos una evidencia de nuestra arraigada carencia de nacionalidad. Es perceptible hasta en mínimos detalles, que no podrían ser expuestos en un espacio reducido como este.
Tengo como una especie de archivo para exponerlo en cualquier discusión, aunque no hay foro ni conferencia ni jornada que se dedique a este tema.
Dos cosas muy puntuales me han sucedido en los últimos años como para servir de sustento a estas líneas que expondré hoy y en una pocas entregas más, pensando que aunque sea dos o tres venezolanos las leerán y al menos uno me contestará cualquier cosa.
La primera de ellas se produjo en los días inmediatos siguientes a los sucesos del 11 de abril del año 2002. Entre tantas cosas que se dijeron y se siguen diciendo, grabé en forma indeleble una de ellas. Una ciudadana venezolana, quien siempre dio muestras inequívocas de su ideología y combatió duramente por ella, radical, vehemente, se encontró en esos días que los estaban desalojando del poder. Famosa ya por su insaciable rapiña de los dineros públicos, lujuriosamente gastados sin recato alguno, calculó que no tan pronto vendrían por ella y que podía tomarse unos días para ver qué pasaba. Pero su plan ya estaba diseñado. Sin el menor pudor expresó a un amigo suyo que ya ella estaba bien apertrechada, que no tenía hijos ni nada que la relacionara con Venezuela y que se podría ir por el resto de su vida a vivir al exterior. Me pregunto cuán frágil era el conepto de nacionalidad de esta venezolana, máxime si ocupaba un cargo comprometido con la defensa de la venezolanidad.
Ahora, en días recientes, me entero que hubo otra persona a quien interesó el tema de nuestra carencia de nacionalidad o, mejor dicho, de sentimientos genuinamente nacionalistas. Cabrujas habló de un país campamento. No adelanto ahora nada de lo que creo que quiso decir con esto. Lo exploraremos.
Me apropio del concepto de "país campamento" tan sóloporque será difícil conseguir uno mejor. Pero lo rellenaré con mis propias observaciones y convicciones. Tal vez pueda aportar algo. Seguiremos en otra entrega.

4 comentarios:

Profeballa dijo...

Los copiè en mi blog y espero responderte pronto con otro post. Mario Briceño Iragorry ya hablò de esto en "Mensaje sin destino" somo un paìs con una "crisis de pueblo" es decir de conciencia històrica, no tenemos memoria...

saludos

Larry dijo...

¿quién fue el que dijo que el patriotismo es el último refugio de los canallas? Mientras menos patrioteros y nacionalistas seamos, pues mucho mejor. Así los políticos tienen un arma menos para regimentar y oprmir a la gente.

Julio Gutierrez dijo...

Recuerdo haber escuchado alguna vez que la gente se empeña en hacer guerras y luchar en favor de cosas inexistentes, y "la patria" encaja perfectamente en esa clasificación.

¿Qué es La Patria? ¿Un pedazo de tierra delineado hace más de cien años? ¿La gente que está dentro de ese territorio? ¿Las costumbres que esa masa de gente han abrazado por todos esos años?

El mundo es enorme y ultimadamente el universo es infinito. Desde mis ojos el nacionalismo no hace sino poner un límite a nuestra visión, a las cosas que, como individuos, nos hagan la vida más plácida y agradable según nuestro gusto personal. Es nuestro derecho como seres dotados de raciocinio.

Creo que bajo un verdadero régimen de libertades personales y morales las personas deben poder decidir NO AMAR el sitio en que nacieron sin temor a ser juzgadas o señaladas, o, peor aún, a ser adoctrinadas y dogmatizadas. ¿O es que existe algo más ofensivo a la libertad de pensamiento y de conciencia que un "taller de ideologización"?

Bandera Negra dijo...

El nacionalismo es la peor de todas las pestes que aquejan la discusión política ¿cómo ser nacionalistas cuando vemos a las nuestras amenazar la seguridad de los vecinos con carcachas que se caen a pedazos y se volvtean en pleno desfile?

No podemos dar igual valor a las hazañas de la vinotinto, que al desempeño de los políticos corruptos. No es lo mismo el cariño que le tenemos a los tigres de Aragua, como nuestra prelidección por el Real Madrid.

entre los ardientes nacionalistas es que los tiranos pescan fanáticos

salud,

Bandera Negra
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