Todavía una gran parte del país no llega a entender el significado, el impacto, que tiene sobre toda la colectividad, en todos sus aspectos, la tardanza judicial que ha vivido Venezuela desde hace muchos años, ya hoy convertida en descomposición, en caos. Como no lo entiende no le asigna ningún valor y entonces no protesta por ello, por lo que eso seguirá igual por mucho tiempo más.
Nos vamos a valer de un pequeño ejemplo para evidenciar en todo orden todo lo que implica la falla estructural del sistema judicial. Ese ejemplo lo puede usted, señor lector, multiplicar por muchos más, en todas las materias jurídicas, y podrá captar la magnitud del asunto.
En el mes de marzo de principio de los años 1970, no recuerdo exactamente el año en este momento, una señora penetró en un inmueble que estaba abandonado y se dedicó tesoneramente a limpiarlo de malezas y escombros, habilitó una pequeña construcción en ruinas y allí colocó sus enseres personales, utensilios, equipos, muebles, etc. Le mejoró el acceso, pintó y levantó una construcción que sirviera de techo para vehículos y hacer funcionar allí un negocio de estacionamiento.
Pasado un tiempo aparecieron los dueños del terreno pretendiendo sacar a la señora de allí, valiéndose de subterfugios para no tener que acudir a los tribunales, pero la ley la ampara y no pudieron hacerlo.
En el mes de marzo del año 1993 la señora acudió a los tribunales a demandar lo que técnicamente se llama “prescripción adquisitiva”, es decir, una demanda por medio de la cual, dentro de ciertos requisitos, quien ha ocupado por 20 años o más un bien inmueble, lo hace suyo, es decir, se convierte en propietario, lo cual tiene que reclamar en juicio.
Cuando ya al expediente le faltaban apenas unos días para cumplir ¡15 años¡ en primera instancia el juez dictó sentencia.
Para los efectos de lo que quiero evidenciar no tiene importancia, pero lo digo, que en una sentencia infame, donde el razonamiento de lo esencial se hizo en menos de una página por una sola cara (15 años para esa miseria), se decidió, vaya usted a saber porqué razón, que la señora no tenía derecho a ser propietaria. 38 años (la señora murió cuando iban como 33 y siguieron sus hijos) ocupando el terreno como si fuese la dueña y el juez no la protegió.
Ahora veamos lo que quiero expresar como asunto de fondo: Como señalé, la señora murió durante el transcurso del juicio, no hace muchos años, de modo que no habría podido ver el fruto de su esfuerzo aún cuando le hubieran concedido razón.
Un juicio que puede resolverse en un máximo de 6 meses lleva 15 años y todavía le falta la segunda instancia y eventualmente el Tribunal Supremo de Justicia. Pongamos que, con suerte, se vayan allí 5 años más. Total 20 años.
20 años de funcionarios manipulando un expediente, revisándolo, cuidándolo, ocupando un espacio del archivo, colocándole notas, asientos en el Libro Diario, en fin, toda una dinámica judicial innecesaria. Lo cual se convierte en gasto de tiempo para dedicarse a otras cosas, generándose más carga e ineficacia al tribunal. Esa tardanza la sufrirá usted en cualquier cosa que quiera obtener de un tribunal.
Hace dos años murió también un hijo de la señora, uno de sus herederos, precisamente el que había quedado al frente de la casa y el negocio de estacionamiento. Tampoco éste podrá ver el fruto de su esfuerzo.
Y vamos a la parte final: La zona donde está el terreno es céntrica en una de las ciudades más importantes de Venezuela. La zona se ha desarrollado. Se han hecho centros comerciales, desarrollo urbanístico y remodelaciones, pero el terreno sigue igualito como hace 38 años. Ni pudo invertir la propietaria nueva ni sus herederos porque la justicia no resuelve nada y, como vimos, le ha negado momentáneamente protección, ni tampoco la propietaria anterior porque el terreno está ocupado y en litigio.
Eso quiere decir que se ha dejado de invertir en construcción para generar más comercio y viviendas, lo que importa también mano de obra. Todo ello implica pérdida de impuestos y generación de empleo.
Lo que le queda a usted, señor lector, es multiplicar este solo caso por cientos de miles de casos en todo el territorio nacional en idénticas condiciones y entonces entenderá el daño que un sistema judicial ineficaz y caótico le causa a toda la nación.
Nos vamos a valer de un pequeño ejemplo para evidenciar en todo orden todo lo que implica la falla estructural del sistema judicial. Ese ejemplo lo puede usted, señor lector, multiplicar por muchos más, en todas las materias jurídicas, y podrá captar la magnitud del asunto.
En el mes de marzo de principio de los años 1970, no recuerdo exactamente el año en este momento, una señora penetró en un inmueble que estaba abandonado y se dedicó tesoneramente a limpiarlo de malezas y escombros, habilitó una pequeña construcción en ruinas y allí colocó sus enseres personales, utensilios, equipos, muebles, etc. Le mejoró el acceso, pintó y levantó una construcción que sirviera de techo para vehículos y hacer funcionar allí un negocio de estacionamiento.
Pasado un tiempo aparecieron los dueños del terreno pretendiendo sacar a la señora de allí, valiéndose de subterfugios para no tener que acudir a los tribunales, pero la ley la ampara y no pudieron hacerlo.
En el mes de marzo del año 1993 la señora acudió a los tribunales a demandar lo que técnicamente se llama “prescripción adquisitiva”, es decir, una demanda por medio de la cual, dentro de ciertos requisitos, quien ha ocupado por 20 años o más un bien inmueble, lo hace suyo, es decir, se convierte en propietario, lo cual tiene que reclamar en juicio.
Cuando ya al expediente le faltaban apenas unos días para cumplir ¡15 años¡ en primera instancia el juez dictó sentencia.
Para los efectos de lo que quiero evidenciar no tiene importancia, pero lo digo, que en una sentencia infame, donde el razonamiento de lo esencial se hizo en menos de una página por una sola cara (15 años para esa miseria), se decidió, vaya usted a saber porqué razón, que la señora no tenía derecho a ser propietaria. 38 años (la señora murió cuando iban como 33 y siguieron sus hijos) ocupando el terreno como si fuese la dueña y el juez no la protegió.
Ahora veamos lo que quiero expresar como asunto de fondo: Como señalé, la señora murió durante el transcurso del juicio, no hace muchos años, de modo que no habría podido ver el fruto de su esfuerzo aún cuando le hubieran concedido razón.
Un juicio que puede resolverse en un máximo de 6 meses lleva 15 años y todavía le falta la segunda instancia y eventualmente el Tribunal Supremo de Justicia. Pongamos que, con suerte, se vayan allí 5 años más. Total 20 años.
20 años de funcionarios manipulando un expediente, revisándolo, cuidándolo, ocupando un espacio del archivo, colocándole notas, asientos en el Libro Diario, en fin, toda una dinámica judicial innecesaria. Lo cual se convierte en gasto de tiempo para dedicarse a otras cosas, generándose más carga e ineficacia al tribunal. Esa tardanza la sufrirá usted en cualquier cosa que quiera obtener de un tribunal.
Hace dos años murió también un hijo de la señora, uno de sus herederos, precisamente el que había quedado al frente de la casa y el negocio de estacionamiento. Tampoco éste podrá ver el fruto de su esfuerzo.
Y vamos a la parte final: La zona donde está el terreno es céntrica en una de las ciudades más importantes de Venezuela. La zona se ha desarrollado. Se han hecho centros comerciales, desarrollo urbanístico y remodelaciones, pero el terreno sigue igualito como hace 38 años. Ni pudo invertir la propietaria nueva ni sus herederos porque la justicia no resuelve nada y, como vimos, le ha negado momentáneamente protección, ni tampoco la propietaria anterior porque el terreno está ocupado y en litigio.
Eso quiere decir que se ha dejado de invertir en construcción para generar más comercio y viviendas, lo que importa también mano de obra. Todo ello implica pérdida de impuestos y generación de empleo.
Lo que le queda a usted, señor lector, es multiplicar este solo caso por cientos de miles de casos en todo el territorio nacional en idénticas condiciones y entonces entenderá el daño que un sistema judicial ineficaz y caótico le causa a toda la nación.
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