Vivo ya esos tiempos de la vida en los que uno suele ver con mucho interés el propio pasado. Lo escudriñamos, lo vivimos nuevamente. Reencontrarse con los buenos momentos, éxitos, acciones, vivencias, viajes, etc. implica atesorar lo bueno de ese pasado. En ese ejercicio se plantean varias situaciones: estamos conformes con algunas cosas, pensamos que otras pudimos vivirlas más intensamente, le damos nuevos significados a hechos que sucedieron (y así reforzamos ese momento aún más) , en fin, justificamos esa parte de la vida y sentimos que hemos tenido razones para vivir.
Cuando también en ese ejercicio recordamos los malos momentos, cualesquiera que hayan sido, se me ocurre concluir que si estoy allí para evaluarlos, para recordarlos, si estoy allí sereno, satisfecho, entonces pienso que también ellos me propiciaron este otro de reflexión, de paz interna.
La vida tiene así un significado útil. Hemos vivido plenamente y nada más.
Quedan a un lado los errores que pudimos evitar y las satisfaciones que no pudimos alcanzar.
Porque estamos allí con los ojos bien abiertos, aún soñando, creyéndonos aún capaces de hacer lo que sea, de edificar lo que se presente. Y punto.
En ese balance que frecuentemente hago, todavía no he podido aceptar a cabalidad una sola cosa, pero sé que voy por buen camino. Y es lo relativo al cultivo de la amistad.
He sido un amigo a medias, un amigo inconsecuente, muchas veces indiferente. En definitiva, o no muy buen amigo o, simplemente, mal amigo.
! Y como he recibido de ellos y ellas en muchos momentos !
Que bien me hacen pregonando una amistad que defienden como un gran patrimonio. Me agrada que recuerden cómo nacieron y florecieron esas amistades. Cuando hablan de los frutos que ella ha dado, las vicisitudes por las que pasaron, en fin, toda esa piedra que es ahora recuerdo, buen recuerdo, sí, lo que ya dije, una razón para vivir.
Todavía tengo tiempo, mucho tiempo disponible para disponer del recurso de la amistad, la buena amistad, que es una fuerza increíble en todo sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario