lunes, 26 de mayo de 2008

Incansable.


Quizás lo habíamos hecho más o menos a media máquina. Seguramente, porque nunca nos sentimos exigidos o comprometidos. Está resultando ahora que fue energía ahorrada, es decir, energía de la cual disponemos en este instante.
Es ahora el momento de invertirla toda.
Es todo o nada.
Luego habrá tiempo de reponer toda la que gastemos en esta hora. Porque, al final, aprendimos a producirla y a guardar un poco de ella.
La inversión de esa energía es en cada espacio posible, disponible, imaginable, rentable.
Es en cualquier parte, en cualquier lugar, en cada espacio.
Donde quepan monosílabos, palabras largas, oraciones, frases, orales o escritas, puño y letra o impresora.
A pleno sol o bajo la lluvia.
Ante una persona o muchas.
Por cualquier medio. Te oigan o no, te lean o no.
Sea que se produzca un pequeño beneficio o grande, o ninguno.
Por el medio legal que sea.
Mañana, tarde o noche. Durante la semana laboral o el fin de semana.
Por la razón o motivo que sea que lo justifique. Hasta algunos que a veces nos parecen insignificantes. Vale decir que no solo ante los grandes motivos u ocasiones.
También tenemos que creer que necesitamos invertir esa energía. La convicción de su uso es la mejor garantía de la utilidad y efectividad de su uso.
No importa si te creen del todo o no te creen nada. Ni importan aplausos o rechazos.
Es el único camino que siempre existe.
Es la hora. Adelante.

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