domingo, 14 de septiembre de 2008

Viendo el deporte desde la política o viceversa.


Converso con un amigo que se afana por encontrar en el béisbol de grandes ligas pruebas fehacientes de otra forma de descomposición social en nuestro país.

Dice que en muchos hogares venezolanos, sobretodo en los que carecen de recursos para enviar a sus hijos a la educación superior, la ilusión de hacerlos grandes ligas se ha convertido en una meta por la que se hace cualquier esfuerzo. O también - según alega - en una forma de sacarlos al exterior donde hay más oportunidades que aquí.

Creo que hay elementos para la discusión e, inclusive, para preocuparse razonablemente, pero sin ese sentido catastrófico. Observamos que se ha venido produciendo una masificación de peloteros venezolanos sobretodo en Estados Unidos, pero también los hay en Japón, México y algunos paises europeos.

Y no solo peloteros de alto nivel (grandes ligas), sino que ello abarca todas las categorías. Se observa asimismo que hay un grupo importante de jóvenes que ya desde lo 15 años se están comprometiendo contractualmente para ingresar a equipos norteamericanos. La presencia se ha hecho extensiva a puestos de dirección y asesoría.

Muchos de esos peloteros ya no empiezan por jugar en nuestra pelota rentada sino que su vida profesional comienza y termina en el norte. Y ni se diga de los ya consagrados, a quienes se prohibe en su gran mayoría participar en el béisbol venezolano.

Algunos, con tendencia creo yo que a aumentar cada vez más, están adoptando otra nacionalidad, preferiblemente la estadounidense.

(Toda esa situación incide directamente no solo en la calidad de la pelota venezolana que se ve privada de sus mejores exponentes, sino en algo más grave, como lo es el fraude, aceptado legalmente, que se comete año tras año, mediante el cual el equipo que representa a Venezuela en la Serie del Caribe no es en modo alguno el mismo que ganó la temporada regular. Prácticamente, lo que se hace es una selección de los perdedores, puesto que en cada equipo triunfador las estrellas no pueden participar en la serie caribeña.)

Sin mayores profundizaciones por el momento, creo que en la discusión sobre este tema, entra en juego el derecho constitucional del venezolano a tener un deporte de alta calidad, el tema de la fuga de talentos, el excesivo mercantilismo del deporte, la mejor organización y planificación deportiva en nuestra nación, en fin, asuntos que van mucho más allá de lo que suele interesar a casi todo el mundo.

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