viernes, 26 de septiembre de 2008

Los mugrientos alcaldes de Margarita.



Una zona turística como Margarita tiene que ser una tacita de oro. No hay justificación para lo contrario, si esa actividad genera tanta riqueza de todo tipo.
Frente a la opulencia de edificios, hoteles, sitios de diversión, casinos y comercio en general, hay una inmundicia generalizada a la que las autoridades no le ponen atención poque los ciudadanos tampoco exigen.
El turista que va a Margarita, en su mayoría, solo le interesa el espacio de bella playa donde se baña y el comercio donde compra más barato. Si al comerciante que se enriquece en grandes proporciones, ni la autoridad ni el turista les exige nada, se hacen los locos.
Es impresionante en cualquier parte de la isla, con Porlamar a la cabeza, la gran cantidad de locales que antes fueron tiendas, hoteles o cosas por el estilo, en estado de ruina, monte, escombros, etc. sin que se les exija a sus propietarios demolerlos o darles un uso, o cuando menos mantenerlos en buen estado.
Los locales que se ven en las fotos son una constante: se trata de comercios abiertos, funcionando, que van desde una bodeguita hasta un hotel cinco estrellas, con fachadas rotas, sin armonía arquitectónica con una zona de turismo, rodeados de aguas negras, llenos de monte, basura.
¿ Qué es esto ?
¿Es que el turismo es solo bañarse, beber y tragar, ajeno a la belleza, la decoración , el ornato ?
Trotando por las calles de Porlamar paso por el hotel Howard Jhonson, muy bonito, sí, pero en sus accesos aguas negras, fétidas, lo que parece que no sienten quienes entran alli en sus carros ni le importa a los dueños del hotel publicitado como paradisíaco.
Si el pueblo no exige la autoridad no responde y la autoridad no responde porque no se le exige nada.
Puedo inundar este blog de cientos de casas ruinosas en la isla, fachadas sucias, parcelas céntricas convertidas en basureros, taguaras sin ningún criterio, aguas negras por doquier, avisos comerciales destartalados, basura que no se recoge, en fin, muchas cosas que están divorciadas de lo que puede ser una tierra de gracia y belleza.
Las autoridades, sobretodo los alcaldes, que es a quienes compete la mayoría de estos problemas, deberían conseguir apoyo del gobierno nacional y regional, además del apoyo del concejo municipal, para adelantar políticas exigentes, ordenanzas con un sistema gradual de sanciones, en fin, todo cuanto sea necesario para generar belleza (además del confort y el placer), pulcritud, respeto a las áreas verdes, etc.
Hay que ser exigente con el turista, con el comerciante, con el vecino. Después de todo, lo que se haga de bien es para ellos mismos.
No se puede hacer una zona de turismo con alcaldes tan mugrientos como la ciudad donde se supone que gobiernan.

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