martes, 7 de octubre de 2008

Doblez.


Cuando uno está en contacto permanente o frecuente con una persona, por la razón que fuere, aprende, entre otras cosas, a juzgarlo desde una mínima expresión de su rostro o una sola palabra o un pequeño gesto. Debería ser un don para que, por ejemplo en el caso de la amistad, uno pudiera auxiliar a un amigo en dificultades que pretende ocultar su situación o para superar una crisis con la pareja que prefiere encerrarse en ella. Disponer de esos instrumentos vitales nos debería hacer inteligentes, porqué no decir sabios.
Pero tiene también su connotación negativa. Si conocemos a alguien bastante por un contacto intenso, profundo, de mucha duración, casi nos atrevemos a pensar por él o ella y establecer sin la menor duda cuando se están quebrantando moralmente o abandonando principios o ideas con o sin su voluntad.
Se puede caer en doblez cuando aparecen repentinamente factores externos que antes no existieron y ahora, apenas se presentan, nos quiebran. Recuerdo haber oído decir a un gran amigo, de largas luchas por sus convicciones, arraigado en la defensa de sus semejantes, que había decidido abrazar una corriente ideológica "por sus orígenes". Toda su vida anterior había sido de otra manera y entonces ¿ dónde estaban esos orígenes que ahora aparecen para sepultar su precedente bonhomía ?.
Veo, observo, indago sobre muchas personas que siempre fueron un bloque de acción e ideas en cualquier circunstancia, y ahora, súbitamente, sacan a relucir convicciones que nunca tuvieron, a señalar lo que nunca señalaron, a callar cosas que antes perseguían. Sabemos que mienten, que son insinceros, pero ningún sentido tiene que tratemos que sean distintos. Son los más peligrosos.
Es otra experiencia para vivir y tal vez para orientar a alguien más joven que nosotros.
Esa doblez es tan ruin si es que se hace voluntariamente ante estímulos que influyen en ella o aún en el caso que la hagamos porque estamos acorralados y debemos aceptarla contra nuestra voluntad.
No deseo juzgarlos. Solo quiero pedirle a la providencia que no nos haga caer en lo mismo. Y, es más, hacemos un voto porque algo los traiga de nuevo a la orilla.

No hay comentarios: